Fue adquirido por una institución que convocó a los arquitectos Junior Castillo y Giancarlo Vargas. La primera tarea de esta dupla fue demoler todas las tabiquerías e instalaciones para dejarlo en estructura, pero con la convicción de conservar la fachada. Y es que, si bien no se trata de un monumento histórico, todo el ambiente circundante es considerado monumental.
El edificio fue diseñado por el suizo Teodoro Cron en 1955. Este arquitecto le dio mucha importancia al peatón, a quien le otorgo un pasaje debajo del predio, que permite ver la fachada de la iglesia San Agustín.
El planteamiento inicial fue respetar la arquitectura de Cron, pero transformar totalmente el interior del edificio. El objetivo fue una construcción inteligente con lo último en sistemas de seguridad, aire acondicionado, nuevas cisternas, iluminación externa desde la plaza y el Jr. Camaná. El edificio mantiene la fachada (fichas de cerámico) que fue restaurada en su totalidad y que se culminó con un remate del mismo material. Asimismo, se cambiaron las mamparas iniciales del primer piso por otras de mejor calidad y se les impuso unas rejas de seguridad que mantienen la transparencia que quería el INC.
Es una adecuación que respetó la memoria de este arquitecto que marcó estilo en los 50.